Un sueño: barcos hundidos.

El buceo en barcos hundidos es un pasaje al pasado, una historia que contar, una visita a espectadores en el tiempo.

Mi ilusión por encontrarlos comenzó, justo,  al ver la versión del hundimiento del Titanic, realizada en los 90´s por James Cameron, que nos regaló, además del infinito tema musical interpretado por Celine Dion (el más cantado en los karaokes a nivel mundial ¿?) aquellas imágenes del fallido trasatlántico, silenciosas, fracturado en el fondo del mar, cubierto por el tiempo y la leyenda.

En el buceo contemplativo (que es el que yo practico) te encuentras los llamados “pecios” que varían desde naufragios reales, resultados de hundimientos por ciclones, piratas, incendios, accidentes, hasta los provocados con fines comerciales: para crearlos artificiales y donde ves desde pequeños barcos de cabotaje, tanques de guerra, aviones, barcos de guerra hasta esculturas. La riqueza de la vida marina hace que en pocos años se habiten de corales, esponjas y se conviertan en un armonioso habitáculo de peces, museos vivos.

Estuve en un par de pecios y mi sueño se cumplió.

El Nuevo Mortera, hundido el 27 de Julio de 1905, al colisionar, en el canal de la Bahía de Nuevitas, con el buque inglés Pockligton, es de los pecios más famosos de Cuba por estar asociado a una de las inmersiones más populares en Santa Lucía: Buceo con Tiburones Toros (https://elbuzonovato.wordpress.com/2013/04/08/encuentro-con-tiburones ).

En esta inmersión, desciendes por uno de los costados de barco (babor o estribor ¿?) y solo después de admirar a los hermosos y apacibles tiburones, “subes” a bordo, ya en retirada, cayendo la noche y alumbrado el recorrido por nuestras propias lámparas, que como luces de teatro, cañones de luz, descubren los detalles del barco siniestrado.

El viejo barco parece un libro abierto, desencuadernado, desmigajado por el tiempo, por el mar, las mareas y su estado de reposo en el fondo. La popa descansa a 27 metros de profundidad mientras la proa está sumergida a solo 5; al penetrarlo, así abierto,  descubres su fondo de tablas alineadas, los restos colgantes, torcidos, ajados; mientras emerges, te llevas el recuerdo.

Impresiona saberlo anciano, yacente. Un auténtico barco, hundido.

En Playa Rancho Luna, Cienfuegos, un camaronero, hundido a propósito, después de una larga hoja de servicios, sin ninguna condecoración o historias que contar y ya anónimo, fue mi segunda bajada al mundo de los pecios, aunque no menos agradable.

Ahora que escribo mis recuerdos, la primera imagen que regresa es la del pequeño barco, ladeado sobre el fondo, desde la popa, la propela nos abría sus hélices, daba la bienvenida. Se develaba a medida que nos aproximábamos, en grupo, listos para el abordaje submarino.

Recorrer un barco tan pequeño podría parecer una inmersión muy breve, fugaz, donde habría poco por ver y no es así.

Después de haberle dado la primera ojeada, comenzamos a hurgar en las puertas y ventanas abiertas, del puente de mando en la cubierta, a disfrutar de los contraluces, pececillos curiosos que nos rodeaban, la chimenea que lucía enorme, solo porque la mirábamos desde el fondo, a sobrevolar el barquito; a descender por sus lados o bojearlo, a regodearnos. Se conserva casi intacto y alguien quiso penetrar al área de máquinas: impedido a tiempo por los Instructores de Buceo, el buceo en pecios debe ser muy seguro. https://elbuzonovato.wordpress.com/2013/01/12/bucear-debe-ser-como-el-sexo-seguro/) .

Los pecios siempre te imprimen sensación de quietud, inamovilidad, reposo absoluto. Están dispuestos, como todos, a ser consumidos por el tiempo, todo el tiempo.

Si tienes un sueño y se cumple….ve entonces por el siguiente: buceo nocturno será mi próximo post ¡!